Una de las cosas tomadas con mayor seriedad en un crucero son los temas relacionados con la seguridad. Navegando con el Costa Concordia desde Savona con rumbo al puerto de Barcelona tuvimos la oportunidad de colaborar con el simulacro de Emergencia General del Crucero. Seguimos todas las instrucciones, y al escuchar los siete pitidos breves seguido de uno largo procedimos a actuar conforme lo estipulado. Nos pusimos el chaleco salvavidas y nos dirigimos a nuestro punto de reunión acordado.
Una vez allí, salimos a la cubierta exterior del puente 4 Grecia. La tripulación y oficiales del crucero Costa Concordia nos indicaron la manera de ordenar las filas, de 5 en 5, con los más altos atrás. Todo transcurrió de forma ordenada y con tranquilidad. Lo que más me sorprendió fue ver un fotógrafo disparando a la gente para repartir después los correspondientes papelillos. Para comprar la foto después, claro.
Toda esta explicación de la seguridad y emergencia resultó ser un prolegómeno de un caso real que viviríamos más tarde en el trayecto de Savona a Barcelona. Pasadas las doce de la noche estábamos en nuestro camarote y notamos un brusco cambio de velocidad del crucero. Al asomarnos a la ventana un potente haz de luz recorría la superficie del mar, bastante tranquilo en ese momento. Rápidamente subimos a la cubierta número 12 para observar lo que sucedía. El barco viró en redondo y aminoró la marcha casi al mínimo. Al poco rato apareció una luz en la oscuridad que resultó ser un helicóptero. Al acercarse al barco prendió unos potentes focos que rastreaban las aguas. Estaba claro que algo grave había sucedido. ¿Un SOS de un barco?¿Un hombre al agua? El rastreo y las pasadas del helicóptero se sucedieron una y otra vez. Un barco que veíamos lejos se acercó a nuestro crucero. Para sumarse al rastreo, sin duda alguna. Las maniobras y pasadas del helicóptero se repetían una y otra vez.
Por la mañana, el Comandante Massimo Garbarino realizó una alocución por el sistema de megafonía del crucero. Un pasajero de nuestro crucero cayó al mar por causas que se desconocen, y tras realizar labores de salvamento por espacio de 6 horas el barco había retomado su rumbo. Los guardacostas franceses seguían con la búsqueda de la persona.
Al final llegamos a Barcelona más tarde de lo previsto y desgraciadamente con un pasajero menos. Son cosas desgraciadas que pueden pasar en un crucero por el Mediterráneo.