Castelnou, en la región de sur de Francia es un pequeño y precioso pueblo que te encantará visitar. Se trata de una villa muy fotogénica que participa por méritos propios en la liga (muy competida por cierto) de los pueblos más bonitos de Francia.
Perle de Catalogne, un des plus beaux village de France y otros epítetos acompañan al nombre de un pueblo que bien merece una escapada. Nosotros lo visitamos en una jornada partiendo desde Argeles y resultó todo un acierto. Desde Perpignan o Perpinyà puedes llegar en 20 minutos en coche y más o menos está a 40 minutos de la frontera.
Estábamos alojados en Argelès cuando decidimos visitar el pueblo de Castelnou por una recomendación que nos hicieron y después de pasar el día con los niños conociendo el lugar volvimos satisfechos. Ahora pasamos el testigo de la recomendación para todos los lectores del blog que busquen ideas para una escapada por el sur de Francia.
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Un pueblo de postal en el sur de Francia
Antes de llegar al pueblo hay un mirador en la carretera desde el que observar la totalidad del núcleo de Castelnou y allí ya intuyes que es un pueblo pequeñito, arremolinado bajo la protección de su castillo.
Y no hay ninguna construcción a la vista, el pueblo es una especie de isla rodeada de bosques y campos hasta el horizonte con el macizó del Canigó de fondo, cosa que le añade un plus estético y bastante encanto.
Después de jugar a esconderse tras las curvas del tramo final de la carretera Castelnou aparece en todo su esplendor. Es el momento de aparcar el coche y dejar que los pies nos lleven a recorrer sus calles con aroma medieval.
Qué ver en Castelnou
Tras cruzar la magnífica Puerta Norte o de Millars uno parece que entra en un cuento de la Edad Media y aunque es un pueblo pequeño a primera vista parece un laberinto.
Laberinto de callejuelas
Nos disponemos a caminar sin rumbo establecido por el pequeño laberinto de Castelnou. Un verdadero entramado calles con nombre muy descriptivos (calle del medio, calle de la muralla, calle de abajo,…), escaleras, pasajes y caminos de piedras con casas apelotonadas en las que a veces no distingues cuando empieza una y termina la de al lado, o la casa que está encima de la anterior.
Y es que algunas construcciones además tienen varias entradas lo que permite a sus habitantes elegir en qué calle salir, la de arriba o la de abajo. Para los peques es un sitio fenomenal para jugar a perderse y encontrarse de nuevo.
También es cierto que si vas con un carro de bebé puede ser algo incómodo, ya que en la época medieval no pensaban en éstas cosas.
Tiendas de artesanía y restaurantes
En las calles más accesibles vas a encontrar tiendas de artesanía con delicadas obras y un ramillete de pequeños restaurantes o locales para tomar un refresco o comer algo. Hay muchos más de los que uno esperaría encontrar en un pueblo de este tamaño y está claro que es por ser un pueblo muy turístico.
Nosotros nos sentamos en la terraza de Le Coin Catalan y fuimos atendidos de maravilla, os lo recomendamos. El sitio además es muy curioso. Si vas por allí no pierdas la ocasión de entrar a la casa del restaurante y disfrutar con el museo-taller-bar que tienen montado.
Por otro lado se enrollaron muy bien con los peques y les regalaron chapas de bebidas para aumentar su intermitente colección. Por cierto que si hablas catalán, cap problema; allí te atenderán en tu idioma, con ese deje tan característico de la zona.
El castillo de Castelnou
El castillo que da nombre al pueblo se levantó hacia el 988-990 para uso militar y administrativo del vizcondado de Vallespir, creado en el momento de la partición de los condados de Oliba Cabreta, Conde de la Cerdanya y Besalú, entre sus hijos.
Es sin duda el elemento crucial aquí y la razón de ser de la localidad. Parece como si todas las calles tuvieran su final en la puerta de la fortaleza. Desgraciadamente para nosotros no pudimos entrar en el recinto debido a unas obras en curso y eso nos disgustó, pues nos apetecía mucho pasear por su interior y recorrer el perímetro de vigilancia por las murallas.
Iglesia de Santa María de Mercadal
No hay que dejar de ver la preciosa iglesia en una visita al pueblo ya que es un bonito ejemplo del estilo románico de la zona del Rosellón.
La Iglesia de Santa María de Mercadal data del siglo XII, cuándo por el incremento de población en Castelnou, la capilla del castillo no tenía suficiente capacidad. Es una iglesia igualmente de pequeñas dimensiones a la que se han añadido elementos arquitectónicos a lo largo de historia. Por ejemplo la torre del campanario, que se cree fue añadida durante el s. XVII. Un gran reloj acompaña hoy a las campanas en lo alto.
Uno de los elementos destacados en los que fijarse en la iglesia son los cerrojos y trabajos con hierro de la puerta, pues se trata de uno de los ejemplos más bonitos del Rosellón y Vallespir en su disciplina. Tanto que son unos elementos catalogados desde 1972 como monumento histórico.
A nosotros también nos gustó el pequeño cementerio que rodea los muros del edificio.
De alguna forma Castelnou recuerda otros pueblos encantadores que hemos visitado como por ejemplo Mura, muy cerca de Barcelona o el núcleo de Siurana en la comarca del Priorat, en Tarragona. Pueblos llenos de historia con casas de piedra y rincones que parecen salir de la imaginación de un artista.
Unas notas sobre la historia de Castelnou
Las primeras referencias conocidas de la población son del s. X con la construcción del castillo. Os podéis imaginar que las paredes y anchos muros de la fortificación han visto de todo a lo largo de la historia.
Por ejemplo el sitio durante la lucha entre los reyes de Mallorca y Aragón de 1285 a 1295, situación que se repitió en 1559 con otro sitio por parte del gobernador del Rosellón al señor de Castelnou.
Más adelante se se convirtió en una baronía que fue pasando de mano en mano hasta 1789, cuando a consecuencia de la Revolución Francesa, la comuna de Castelnou tomó cargo de la propiedad.
En el año 1875 el castillo fue vendido al Vizconde de Satgé, originario del Conflent. Ya en 1900, el castillo volvió a convertirse en una fortaleza elegante y habitable.
En 1981, un incendio accidental devastó el edificio.
Para terminar esta breve cronología hay que apuntar que en 1987 el castillo fue restaurado y recuperado después que un incendio lo devastara totalmente, y ahora es propiedad de una Sociedad Civil Inmobiliaria. La misma que lo gestiona y atiende a los turistas.
Cómo llegar a Castelnou
Castelnou se encuentra en el departamento francés de Pyrénées-Orientales, a pocos kilómetros del la localidad de Thuir, la población cercana más importante.
Eso es bastante cerca de la frontera española y también de Perpinyà si te sirve de referencia para tu orientación. Desde allí se tarda apenas 20 minutos en coche hasta llegar al pueblo.
Supongamos que salimos de Perpinyà, entonces debemos tomar la carretera D612A en dirección Thuir. Al acercarnos a la población la bordeamos sin salir de la misma vía, hasta encontrar el desvío a la carretera D48 a la izquierda, que ya nos llevará definitivament hasta Castelnou por una carretera de curvas en el tramo final.
Una vez llegados al pueblo encontraréis un aparcamiento bastante grande a la entrada, muy cerca de la iglesia. Hay que dejar el automóvil allí ya que toda la villa es peatonal.
Mapa de orientación
Información práctica para visitar Castelnou
Puedes completar y buscar más información y detalles para una visita en la página web de la población. Y para conocer más de la zona y otros pueblos pequeños próximos te recomiendo pasar por el sitio intercomunal de Apres-Thuir.
Una vez llegados a Castelnou encontrarás un punto de información a la entrada del pueblo con folletos, algunos productos típicos de la zona y souvenirs . Los horarios son los siguientes.
- De mayo a setiembre: Abierto de lunes a sábado, de 10h – 13h y 14h30 – 18h30
- De julio a agosto: Abierto todos los días, de 10h – 13h y 14h30 – 18h3
Cada martes durante los meses de julio hasta setiembre se monta un mercadillo en la entrada del pueblo.
Dónde dormir en Castelnou y alrededores
Para el tema de comer o tomar un refresco hay una buena variedad de opciones. Diría que por lo menos 5 restaurantes o bares. Y existen diversos establecimientos en los que pernoctar como la casa rural La Figuera, Gite la Parra y otros.
Otra opción es buscar alojamiento en Thuir o en Perpinyà para montar el campamento base y desde allí explorar los pueblos encantadores del Vallespir, Aspres o Rosellón.