Aquí empezamos las crónicas de nuestro viaje a México en familia con una visión general de nuestras peripecias y las primeras impresiones que queremos compartir con todos vosotros de nuestro viaje familiar.
Suele pasar, y estoy seguro de que es una sensación compartida, que después de regresar de un viaje te reafirmas en la idea de que fue muy corto, que apenas habías empezado a «entender» un poco aquel país. Pero así son las cosas y no disponemos de más días (y presupuesto) para estar viajando el tiempo que nos apetecería. En el viaje a México la sensación se ha repetido y nos quedamos con ganas de más después de una estancia de diez días. Agravada la impresión si cabe, por el hecho de que la distancia, al otro lado del Atlántico hace que volver pronto a este precioso país parezca complicado.
Primeras impresiones de viajar a México
Nuestro viaje se centró principalmente en la enorme Ciudad de México y en una combinación de turismo y familia, pues visitamos a nuestros parientes cercanos allí. He aquí algunos hitos de nuestro viaje a la Ciudad de México y algunas visitas relativamente cercanas.
Centro de la ciudad y barrios
La Ciudad de México, la capital del país nos dejó sin habla por sus dimensiones colosales. La ciudad cobija una población de casi 9 millones de personas en 16 distritos o delegaciones, pero si consideramos la ciudad más su área de influencia, conocida por la Zona Metropolitana del Valle de México, la cifra de habitantes se eleva hasta los 21 millones de habitantes. ¿Increíble, no?
Ya cuando llegamos con el avión y sobrevolamos la ciudad nos impresionó la dimensión de la gran urbe, que se extiende por todos los lados hasta el horizonte. Luego circularíamos en coche varias veces por sus calles y autopistas internas con la misma sensación de inmensidad y un urbanismo caótico en los barrios más periféricos. Si una cosa distingue antes de pisar el suelo mexicano a los turistas es que se quedan con la nariz pegada a la ventanilla y sacando fotos como locos al aproximarse el avión al aeropuerto. Nosotros nos reconocemos en esta faceta, ya que no podíamos dejar de sacar fotos del mar infinito de edificios de la ciudad.
También nos pareció caótica y verdaderamente temeraria la forma de conducir de los mexiqueños o capitalinos. No es ahora el momento, pero volvimos con un saco lleno de anécdotas de la carretera y calles de México. Hay que andar con los ojos muy abiertos sobre cuatro ruedas.
No podía faltar en nuestro viaje familiar a la Ciudad de México una visita a la más famosa de sus plazas que no es otra que la Plaza de la Constitución, aunque seguro que te resulta más familiar si menciono El Zócalo. En su espectacular explanada se asoman la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, el Palacio Nacional y el Antiguo Palacio del Ayuntamiento. Todo ello en el lugar en el que se encontraba antaño el centro político y religioso de México-Tenochtitlan, capital de los mexicas. De ello dan fe los restos del Templo Mayor, al lado mismo de la Catedral. En pocos kilómetros se condensa una parte muy interesante e importante de la historia de México.
Museo Nacional de Antropología de México
Un museo indispensable para conocer de primera mano la historia del país antes de la llegada de los españoles. Situado en el enorme bosque de Chapultepec, un auténtico pulmón verde de la ciudad muy recomendable, el Museo Nacional de Antropología alberga en su interior joyas de incalculable valor.
Es un centro enorme y que requiere horas por delante para visitarlo tranquilamente. Allí una de las piezas más impresionantes es la conocida Piedra del Sol, todo un icono y símbolo en México. Se trata de una mole de 24 toneladas que reproduce la cosmología de la cultura mexica.
Hay que hacer cola para sacarse una foto con la Piedra del Sol, pues ejerce un fuerte magnetismo sobre todos los visitantes del museo, que no quieren irse sin probar de capturar su esencia. Parece la Gioconda en el Museo del Louvre de París, que se expone en frente siempre de una constante nueve de turistas.
Canales y paseo por Xochimilco
Xochimilco es una zona de Ciudad de México muy curiosa pues está formada por una extensa red de canales. Y por ellos circulan las alegres y coloridas trajineras paseando a los locales y turistas. El paseo acostumbra a durar un buen rato y la gente come y bebe en las embarcaciones y si falta algo no es problema. En pequeñas canoas hay todo tipo de venta ambulante.
También los mariachis están preparados y listos para subir a cualquier trajinera que solicite sus servicios y empezar a tocar sus melodías. Iniciamos nuestra visita a Xochimilco en el Embarcadero Caltongo y lo pasamos francamente genial ese día.
Zona arqueológica de Teotihuacán y la espectacular Pirámide del Sol
Todavía hoy cuando recordamos nuestra visita con los niños a Teotihuacán nos emocionamos. Y es que nos fuimos de allí muy impresionados tras conocer las trazas de la enorme ciudad «donde los hombres se convertían en dioses». Impresiona saber que más de cien mil habitantes poblaban la localidad en sus mejores tiempos.
Hoy en día no quedan muchos restos de Teotihuacán como cabría esperar, pues ellos mismos parece ser que destruyeron a conciencia su propia ciudad. Sí permanecen algunos templos y las espectaculares pirámides.
Subir con los niños hasta la cúspide de la Pirámide del Sol fue uno de los momentos álgidos de nuestro viaje familiar a México y quedará siempre guardado en nuestra memoria.
Tepotzotlán y Museo Nacional del Virreinato
Tepotzotlán, en el Valle de México, destaca por albergar el el Museo Nacional del Virreinato, con una completísima colección referente de la época virreinal, aproximadamente del 1500 hasta el año 1800.
También una visita a la Iglesia de San Francisco Javier es una buena excusa para acercarse hasta la localidad de Tepotzotlán, catalogada como Pueblo mágico de México.
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