La coincidencia de mi viaje a Noruega con la llegada de la primavera me permitió disfrutar de un paisaje maravilloso en plena explosión de vida. En la misma ciudad de Kristiansand una gran cantidad de árboles y arbustos estaban floreciendo, y también por los alrededores todo brillaba con la fuerza de la primavera manifestándose con vigor. Después del invierno, con el aumento de las horas de luz y la subida de la temperatura el entorno natural se transforma con una vitalidad imparable que invita a recorrerlo y hacer excursiones.
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