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Zarpa desde Barcelona el crucero más grande del Mediterráneo

El Liberty of the Seas, el barco más grande del Mediterráneo, en el momento de publicar este artículo ha zarpado hoy sábado 16 de abril desde el Puerto de Barcelona, en la que será su primera ruta por el Mediterráneo.  El barco, de la naviera Royal Caribbean y con capacidad para más de 4.300 pasajeros y 1.400 tripulantes, es el segundo más grande de todo el mundo, por detrás de los gemelos Oasis of the Seas y Allure of the Seas, y tiene una eslora de 399 metros 339 metros y 154.000 toneladas de peso 160.000 toneladas de Registro bruto.

Liberty of the Seas

Con la llegada del buque a Barcelona se inaugura la temporada de cruceros en el Mediterráneo que se prevé tendrá cifras de crecimiento saludable en este sector. la presencia del Liberty of the Seas ayudará a la proyección internacional de la capital catalana gracias al flujo de cruceristas que el barco atraerá a la ciudad, con los servicios derivados que acarrean.

También supone la puesta en marcha de una estrecha colaboración entre el Puerto y el Aeropuerto de Barcelona. Por primera vez, una operativa conjunta ha permitido a los usuarios del crucero facturar sus maletas y equipaje para el barco en el mismo aeropuerto, en las instalaciones de la T1 o Terminal Sur.


Comineza la aventura con la Barcelona World Race

El día 31 de Diciembre zarparán de la marina deportiva del puerto de la ciudad de Barcelona once veleros para iniciar la vuelta al mundo sin escalas ni ayudas externas, probablemente la competición náutica más arriesgada de las que existen, cargada de aventuras y peligros.

Es la Barcelona World Race 2010, en su segunda edición. Esta singular regata de más de tres meses de duración, que se celebra cada cuatro años, ha reunido a experimentados y duros navegantes –también hay mujeres- que recorrerán más de cuarenta y seis mil kilómetros, o casi treinta mil millas, cabalgando las olas de todos los océanos. Dos tripulantes en cada uno de los once barcos que el último día de este 2010 tomarán la salida. Ellos y ellas son la élite de la navegación deportiva, amantes del mar y de sus grandes desafíos.

Los barcos son todos ellos IMOCA Open 60, de 18 metros de eslora, veloces, resistentes, fiables. Lo que cuenta es la habilidad y pericia de los tripulantes de cada uno de ellos, la estrategia y, por supuesto, la suerte y el estado de la mar en cada punto. La ruta desde Barcelona pasa por el estrecho de Gibraltar, Canarias, el Cabo de Buena esperanza y ya en el Océano Índico, el estrecho de Cook; desde allí habrán de cruzar todo el Pacífico, doblar el Cabo de Hornos y remontar el Atlántico de sur a norte hasta enfilar de nuevo el estrecho de Gibraltar y volver, al fin, a Barcelona

Eso sí que es un viaje, pero no de placer, aunque quizás sí, que hay un inexplicable placer en enfrentarse a las más duras condiciones, en crecerse ante los retos, el cansancio, las inevitables averías, las peores tormentas.

¡Buen viaje a los navegantes!

Viajes singulares: La ruta de la sal

No se trata de un viaje de larga distancia, ni de una aventura “al filo de lo imposible”, no te tienes que vacunar contra las enfermedades tropicales ni dejar instrucciones por si no regresas –aunque nunca se sabe- , pero si te gustan los viajes “especiales”, no te da miedo el mar y no te importa padecer algunas incomodidades por dos o tres días, puedes probar a navegar por el Mediterráneo como tripulante a bordo de uno de los veleros que cada año compiten en la regata “La ruta de la sal”. En internet tienes mucha información. No necesitas ser un lobo de mar, sólo tener ganas de aventura. Combinarás una experiencia genuinamente marinera, que a ratos puede ser tan dura como fascinante, con el glamur pijo plus y elitista de los clubs náuticos y los Martini. Te quedas con lo que más te guste.

La regata se celebra cada año –va por la 23 edición- del jueves al domingo de la Semana Santa. Los barcos zarpan de Barcelona –y de Denia, en Alicante- hacia Ibiza. La travesía, según los vientos y el estado del mar puede durar entre dos y tres días, aunque nunca se puede estar seguro… hasta que has llegado.

Se trata de una prueba clásica, que se ha convertido en la regata en mar abierto más importante de Europa, en la que ya participan más de 300 veleros de diversos países.
Su origen hay que buscarlo en el pasado, en la Barcelona, de 1846, en el marco de las guerras carlistas. La ciudad ha quedado bloqueada, hay escasez de víveres y entre otras muchas cosas, escasea la sal. Un comerciante barcelonés planteó traer la sal de las salinas de Ibiza a varios barcos, pagando más –en oro- a quien regresara primero con la carga, y menos –progresivamente- a los siguientes. Tres embarcaciones aceptaron el reto. Esa fue la primera regata de la sal. La ganó el “Halcón Maltés”, una goleta de 32 metros de eslora, de Baltimore, al mando del capitán Andreas Potrus.

Han pasado muchos años y tempestades desde entonces, pero ahora se conmemora cada primavera esa aventura decimonónica, a la vez reto deportivo y comercial, que abre la temporada de regatas en el Mediterráneo.

Si quieres jugar a Ulises, ahí tienes una opción singular.

By Bartleby