¿Un viaje a Roma? No, yo no he estado en Roma, aunque es una verdad a medias. Me explico un poco mejor. Durante nuestro crucero por el Mediterráneo a bordo del tristemente famoso Costa Concordia realizamos la parada prevista en el puerto de Civitavecchia. El puerto de esta localidad del Lazio es la entrada de los turistas que viajan por mar para visitar la capital de Italia, Roma y una escala típica de los cruceros.
Viajar del puerto de Civitavecchia a Roma
Desde el puerto de Civitavecchia desplazarse hasta la ciudad de Roma es muy sencillo ya que sin nos dirigimos a la cercana estación de trenes veremos que cada dos por tres pasa algún convoy hacia el destino que nos interesa. No me acuerdo del precio del billete pero comprando ida y vuelta no es caro. El tren es una buena alternativa a la excursión programada de turno que te venden en los cruceros en autocar, y mucho más barato que un taxi, claro. Ya verás que en el puerto abundan los conductores a la caza del turista.
Pues bien, resulta que nuestra visita a Roma coincidía con una jornada muy especial en la famosa ciudad. Lo supimos días atrás cuando ya estábamos embarcados. La efeméride era la beatificación de Juan Pablo II. Sinceramente, ¡menudo rollazo!
La fecha de nuestra esacala en Roma venía cargada: el día festivo del 1 de mayo y la beatificación de Juan Pablo II por el Papa actual Benedicto XVI. Esta circunstancia hizo de nuestra visita a Roma un auténtico vía crucis. Si bien el tren nos dejó en la céntrica estación Roma Termini (Piazza del Cinquecento) sin novedad, luego todo fueron inconvenientes. No grandes tragedias pero si molestias del tipo estaciones de metro anuladas por seguridad, grandes aglomeraciones, calles imposibles de transitar, helicópteros volando por encima de nuestras cabezas todo el rato y sirenas abriendo paso a coches de diplomáticos circulando a toda pastilla por las principales avenidas y calles. ¡La que se arma con el turismo religioso! En estas condiciones pasamos un día algo estresante, la verdad, intentando sortear con poco éxito ingentes cantidades de católicos fervorosos.
Roma: Qué ver en una visita flash
Visitar Roma en unas horas es imposible. Con o sin beatificaciones. Lo sabíamos y nuestro plan consistió en ver las atracciones top imprescindibles: el Coliseo, la Fontana de Trevi y andar por el centro sin rumbo fijo. Se puede decir que los conseguimos pese la marea humana y las circunstancias especiales del día. La ciudad de Roma nos encantó y seguro que volveremos en una futura ocasión para una visita más pausada y sin tantas celebraciones multitudinarias.
Así pues, puedo (casi) afirmar que no he estado en Roma. ¡Arrivederci Roma!
Pues menos mal que os gustó porque yo soy romana!:)
Abrazos y que haya más viajares a Italia en futuro,
Ludovica
Nos gustó, sí, mucho. Pero tenemos que volver y recorrer la ciudad con otro ritmo, saboreando los rincones y callejuelas. Es un destino pendiente para volver. Gracias Ludovica por tu comentario 🙂 Salut!!