Figura de Sant Jordi

La leyenda de Sant Jordi, libros y rosas

El día de Sant Jordi, la fiesta de los libros y las rosas está a punto de celebrarse un año más. Tendrá lugar el próximo 23 de abril, declarado por la UNESCO Día Mundial del Libro. Esta jornada popular y festiva se sigue con pasión en Cataluña, y su origen se remonta en los tiempos mezclándose con la leyenda de Sant Jordi. A mí me contaron más o menos así la historia y ahora quiero compartirla con vosotros:

La leyenda de Sant Jordi

Se acerca galopando por el horizonte a lomos de  un corcel blanco un jinete apuesto y valiente. Viste una armadura resplandeciente y sostiene una lanza de punta bien afilada. ¡Por fin ha llegado! Todo el pueblo lo espera, menos, obviamente el dragón. El orondo reptil se ha comido todo lo comestible, y no satisfecho todavía, exige una víctima humana diaria para colmar su insaciable apetito. Pero ¡Ay! En el último sorteo el destino ha querido que sea la hija del rey la condenada a morir en las fauces de la bestia.

En pocos minutos el monarca organizó una petición de ayuda y seis emisarios partieron en direcciones opuestas a lomos de las mejores monturas que han sobrevivido ocultas en los establos hasta ahora. Un caballo, dos mulas y tres burros transportaran los mensajeros y sus demandas de auxilio con la máxima celeridad que permiten las circunstancias.

Figura de Sant Jordi
Figura de Sant Jordi en el Pati dels Tarongers de la Generalitat

En el pueblo de  Montblanc, comarca de la Conca de Barberà, donde se sitúa esta historia, los miembros de la corte otean el horizonte desde lo alto de las murallas. Esperan ansiosos ver alguna figura salvadora aproximándose sobre el verde primaveral de los campos que ningún rumiante ya siega por temor al dragón y su proverbial gula.

Al día siguiente una silueta brillante se acerca a lo lejos. Es un caballero llamado Jordi, que viene a impedir la muerte de la princesa. Enterado de los detalles el joven anuncia que después de reposar y recobrar fuerzas, se enfrentará al maligno animal. En realidad trata de espantar el miedo. ¿Cómo diablos se mata un dragón?

Está a punto de iniciarse  una lucha a muerte. Jordi, nuestro héroe, manda atarse con cuerdas y cinturones al caballo. Tiene un plan. El equino es la pieza angular sobre la que va a girar la batalla. Los años de aventuras y peripecias vividos y las infinitas horas de doma y adiestramiento cobran hoy todo su significado. Jinete y montura son uno solo para enfrentarse al monstruo. ¿Lo vencerán?

Como si de un rejoneador se tratara, el salvador pasa galopando una y otra vez cerca del dragón que escupe llamaradas de fuego a cada cita. Desea morder, hace girar la cola para derribar al caballo, pero son esfuerzos en vano. Jordi sigue erguido en su silla de montar. El dragón ha perdido agilidad y la buena vida en Montblanc ha convertido su poderosa musculatura en grasa. Las alas ya no pueden sostener su sobrepeso y la agilidad de antes ahora es torpeza. De tanto girar y resoplar aire incandescente intentando dar caza a caballo y jinete, el reptil se agota, y percatado de su debilidad Jordi se dispone a apuntillarlo. En una última embestida al galope, clava su lanza vigorosamente en la yugular de la bestia.

El dragón muere desangrado, y allí mismo nace un espléndido rosal de vibrantes rosas rojas. Desde esa épica jornada, cada año los hombres regalan una rosa a sus amadas imitando el amable gesto del héroe Jordi, nuestro Sant Jordi,  con la princesa.

Esta es, más o menos, la leyenda de Sant Jordi y el dragón. Una bonita historia que da pie a una de las tradiciones más lindas de Cataluña. En Barcelona, y en muchas localidades catalanas la gente inunda las calles y plazas principales, y los eventos públicos se suceden durante toda la jornada. La Generalitat también programa actos oficiales y pone a disposición del público una galería de fotos de Sant Jordi abierta. En la población mencionada de Montblanc, en Tarragona, llega el momento de gozar de su Semana Medieval.

El día de Sant Jordi volverá a ser una fiesta llena de color, gente en las calles, libros, rosas y parejas acarameladas. Y una gran ocasión para inculcar a los niños la pasión por los libros ¿Te gusta la leyenda de Sant Jordi?

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