«Estamos rozando el vuelo perpetuo», declaró eufórico a la agencia Reuters el padre del proyecto, el explorador suizo Bertrand Piccard. El vuelo del HB-SIA ha sido el más largo de la historia de los aviones solares y el que ha alcanzado una mayor altura, 8.564 metros.
Pero su gran logro ha sido demostrar «que la energía solar no tiene límites», ni siquiera durante la noche, como explicó el ingeniero Philippe Lauper, de la empresa Altran, responsable de buena parte del diseño de la aeronave.

Seguro que queda mucho camino hasta poder realizar vuelos comerciales y baratos cuya fuente de energía sea solar, pero es una buena noticia.