Confort alpino en el Hotel Mercure de Saint Lary, Altos Pirineos

En el viaje a Francia para conocer los Altos Pirineos nos alojamos en tres estupendos hoteles pero el que más me gustó y en el que me sentí más a gusto fue el Hotel Mercure Saint Lary Sensoria. Voy a tratar de explicar porque aunque se podría decir que fue una cuestión del feeling y de una excelente primera impresión.

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Primero tengo que decir que yo visité esta zona en el mes de julio cuando todo el paisaje alrededor de la población de Saint Lary lucía un color verde espléndido. Lo menciono ya que la localidad es un destino invernal bien conocido por los esquiadores pero ahora hablo desde una perspectiva estival. Lo que en algunos meses del año es un paraíso blanco por entonces estaba lleno de hierbas y florecillas. Y las torres para los teleféricos y telecabinas permanecían absolutamente inmóviles, igual que unos robots abandonados por la electricidad en medio del bosque.

Todos los emplazamientos que visitamos en el viaje a los Altos Pirineos los recuerdo de una gran belleza, y en pleno mes de julio, apenas quedaban algunas manchas blancas en las cimas más altas de los picos de la zona. Un pequeño chubasco, característico de la estación del año, añadía más brillo al verde de todo el conjunto.

Después de una jornada intensa llegamos al hotel cuando ya empezaba a anochecer. Nada más entrar en mi habitación me invadió una agradable sensación de confort. Imagino que en parte debido al uso de la madera como elemento principal en el diseño de la decoración y el tipo de luces de la estancia, aunque no descarto que el cansancio también influyera en mi apreciación. En cualquier caso la primera impresión fue muy positiva, y eso permanece. Durante el día habíamos subido hasta la cima del Pic du Midi, disfrutamos de los animales autóctonos en el Parc Animalier des Pyrénées y vivimos emociones fuertes en la Vía Ferrata de Vertiges de l’Adour. ¡Merecía un buen descanso!

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Cenamos en el restaurante del hotel de forma excelente, pero previamente tomamos un aperitivo en el bar, reclinados en unos cómodos sofás. Desde allí imaginé lo agradable que sería una estancia familiar aquí en pleno invierno, durante las vacaciones de Navidad, por ejemplo, con la chimenea encendida y alguien tocando el piano de cola ahora mudo y desatendido.

En mi habitación encontré un «mensaje personal» del director deseándome una buena estancia (francamente la tuve), y todo tipo de amenities. No era una habitación muy grande pero sí que la recuerdo con todos los servicios pertinentes. La puerta de la terraza se abría a un bello paisaje impregnado de la tranquilidad de un pueblo de montaña que contemplé enfundado en un albornoz después de una relajante ducha.

Al día siguiente partimos para continuar explorando rincones de los Altos Pirineos, pero primero tomamos un estupendo desayuno. En el  Hotel Mercure Saint Lary Sensoria me sorprendió la gran diversidad de productos para elegir, siendo una buena muestra de ellos de tipo dietético y bajo en calorías. Mucha comida sana. Es de los buffets más completos que recuerdo en un hotel a la hora del desayuno.

Lo único que me sabe mal es no haber podido probar la parte del hotel dedicada al spa, y sobretodo los baños termales, tan propios y abundantes en esta zona del sur de Francia que pertenece a Midi Pyréneés. Así que un día tendré que volver y espero poder visitar los Altos Pirineos en familia.

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