Con dos niños, uno de 6 y otro de 2 años, Berlín es una ciudad grande pero asequible. ¡Y tremendamente divertida para ellos si encuentras los lugares que les interesan! ¿Y cuáles son esos lugares? Pues supongo que depende de por dónde os paseéis, porque la verdad es que se encuentran sitios interesantes a cada paso. Estos fueron algunos de los que encontramos en nuestro viaje a Alemania:
Un bar precioso dentro de una floristería
Y con una sorpresa espectacular no sólo para los niños: dos enormes papagayos que campan a sus anchas por el lugar. Delicioso empezar el día con un buen desayuno en el Blumencafé (Schönhauser Allee 127)
Un bosque donde perderse dentro de la ciudad
El parque Tiergarten es un buen lugar para descansar situado en un punto estratégico para los turistas: entre la puerta de Brandeburgo, el Reichstag y el Monumento del Holocausto.
La triste historia reciente
La guerra, el holocausto, el muro… Deben verlo, deben saberlo, deben conocerlo a su manera. Deben hacerse preguntas. Y luego hay que seguir adelante.
La orilla del río Spree
Comimos en una agradable terraza del paseo peatonal de la orilla. Berlín está llena de terrazas, por todas partes, en todas las calles. Cuando hace buen tiempo, incluso las tiendas sacan como mínimo un par de sillas a la calle para que los clientes estén a gusto. Y aquí estamos, pegados a la isla de los museos, muy cerca de uno de los miradores más famosos de Berlín (la cúpula de la Berliner Dom), pero ellos no necesitan miradores. ¡Ellos son los miradores! Les interesa todo: una hoja que flota, una que no, un barco rojo, otro azul, otro con un loro, “¡mira, está lleno de peces!”, “¿Papá qué es eso?”, “Pero… ¿van a casa en barco?”…
Un semáforo con forma de hamaca
Se puede tener contacto con el famosísimo señor verde y señor rojo en más lugares que en los semáforos. Sí, es el reclamo en la calle de una tienda de souvenirs, vale. Pero no nos engañamos: ¡somos turistas! 😉
Una iglesia que es un museo que es una sala de juegos que es una pasada
El MACHmit! Museum (en Senefelderstraße 5) es un museo para niños. Pero un museo muy especial. Tienen algunas exposiciones fijas, como un taller de imprenta antigua preciosa, una sala de espejos… y otras que cambian dos o tres veces al año. Tuvimos mucha suerte, porque vimos una exposición sobre cuentos infantiles tradicionales donde paseamos por un bosque de madera hasta encontrarnos de frente con el lobo de Caperucita a tamaño real, del que huimos hasta caer en la jaula de Hansel y Gretel; nos escapamos aprovechando unas sombras chinas, subimos al primer piso y ¿qué nos encontramos? ¡Un impresionante laberinto por el que trepar hasta el techo de la iglesia! No dejes de subir con ellos, y arriba descubrirás más cosas. La verdad es que el MACHmit! se merece ese “!” que lleva su nombre.
Un restaurante donde probar todos juntos el típico salchichón alemán… y hacer algo de deberes
Puede gustarte o no, pero hay que probarlo todo. Los sabores despiertan sentimientos, y probar sabores nuevos despertará en ellos nuevos sentimientos. ¿Y por qué no aprovechar y relacionar ese sabor exótico con unas prácticas de escritura? Hay muchas terrazas donde elegir en Berlín, y especialmente las del barrio de Prenzlauer Berg.
Un lugar que no es de ese lugar
Aquí Max, de 6 años, no está escuchando música. Está escuchando las increíbles batallas que se libraron durante la guerra de los Dioses contra los Gigantes mientras admira las espectaculares esculturas de la sala del Altar de Zeus en el museo de Pérgamo. Sí, cultura clásica y mitología para tiernos oídos.
Un restaurante francés donde las cartas son libros de Tintín
Y donde el camarero, un simpático bretón, hizo todos los esfuerzos del mundo para que estuviéramos a gusto, incluso trayendo siempre consigo su iPhone para traducirnos vía Google Translate la carta francoalemana.
Un refrescante y colorido alto en el camino en Berlín
¿De qué sabor es este viaje? ¡Que cada uno elija el suyo!
Un castillo que conquistar antes de adentrarse en el mercadillo
El mercadillo de Mauerpark es uno de los más famosos de Europa. Y está justo al lado de este castillo espectacular donde los más atrevidos caballeros viven aventuras de gran altura… mientras otros entierran coches y muñecos en la arena.
El avión que nos trajo de vuelta por las nubes
El zumbido del avión nos trasladó a otros mundos, más altos, más tranquilos. Y nos devolvió, felices, a la ciudad de Barcelona.
Je, je… La verdad es que fue un gusto de viaje. Esperamos que esta experiencia le sirva alguien. Pero hay mil lugares más por explorar con los peques. ¡O dos mil!
Estoy convencido de su utilidad. Gracias de nuevo Pitus 🙂
Hola, me gustaría saber dónde está el restaurante francés con carta de Tintin. En breves pasaremos unos días en Berlin y a mi hijo que le encantan los comics seguro que le gustaría
Hola Loli.
No recordaba dónde estaba exactamente, pero acabo de buscarlo y aquí lo tienes: http://goo.gl/maps/BVgT7
Se trata de Suzette, una crepperia en pleno barrio PrenzlauerBerg.
Y su web: http://www.suzetteberlin.de
¡Esperamos que disfrutes tu viaje tanto como nosotros!
Fantastico .
Gracias Mercedes, y bienvenida al blog 🙂