Desde que terminó su restauración el recinto modernista del Hospital de Sant Pau de Barcelona se ha convertido en punto obligado de parada en una ruta modernista por la ciudad. Y no es para menos, ya que en sus pabellones se encuentran muestras de una arquitectura brillante en su concepto y con soluciones formales de una gran riqueza estética. Se puede afirmar que es el hospital más bonito de la ciudad, o uno de los conjuntos de edificios modernistas de Barcelona más lindos.

Es sorprendente comprobar las altas cotas de calidad de todas las edificaciones y pabellones que el visitante puede recorrer en el antiguo hospital, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1997. Cualquier amante del arte, de la arquitectura o viajero que acude a Barcelona para ver la obra de Antoni Gaudí, queda maravillado con esta creación de otro arquitecto catalán de primera división, el reputado Lluís Domènech i Montaner. El mismo que proyectó un edificio singular que no te puedes perder, el Palau de la Música, obra que en un menú de modernismo en Barcelona siempre debería aparecer entre los platos destacados. Seguro que te detienes en algunas de estas obras singulares si te subes al Bus Turístico de Barcelona.

El Hospital de Sant Pau está muy cerca de la Sagrada Familia, lo que facilita una degustación de modernismo excelente. Basta recorrer cuatro manzanas del Ensanche por la Avenida de Gaudí (menos de 10 mins.)  y estaremos ante otro edificio notable de Barcelona.

En el proyecto del Hospital de Sant Pau su arquitecto tuvo la fortuna de poder empezar desde cero a proyectar el conjunto, tomando en consideración un gran número de factores para el bienestar de los enfermos, y con el añadido de un buen aporte de capital por parte del banquero Pau Gil, el principal benefactor de la empresa.

Las obras del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau se iniciaron en 1902 y el recinto quedó oficialmente inaugurado el año 1930, aunque nunca se terminó por completo según la idea original de Domènech i Montaner, pues había ideado una especie de «ciudad dentro de la ciudad» de unas dimensiones muy superiores al actual recinto. En el concepto primigenio había hasta 48 pabellones, cada uno dedicado a un tipo de patología, de los que se acabaron levantando 27 al final.

Dispuestos de manera simétrica había edificaciones destinadas a hombres y mujeres por separado, anunciando claramente las figuras de santos o santas a qué género estaban destinados, así como las dolencias a tratar. Su presencia en las correspondientes fachadas, junto a ornamentos y figuras, denotan pues las enfermedades y patologías a sanar en cada pabellón.

Después de la restauración emprendida, algunos de los pabellones son la sede de compañías internacionales y centros de investigación, dando lugar a un centro puntero de conocimiento. En la visita al Recinto modernista del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau se accede a diferentes pabellones, también galerías de túneles de servicio y a los espacios comunes del recinto, en un paseo de aproximadamente una hora y media de duración. Lo hicimos con los niños y no resultó para nada pesado para ellos.

En cada rincón de las construcciones hay magníficos detalles que despiertan la admiración del visitante, ya sean las cerámicas, esculturas, cúpulas, cubiertas, fachadas, cruces de piedra, puertas, cristales, mosaicos, trabajos con hierro… Todo un catálogo de soluciones arquitectónicas de lo más creativo se suceden en los pabellones de Sant Rafael, el Pabellón de la Administración, el Pabellón de Sant Jordi y el resto de construcciones, que nos remite a un tiempo donde abundaban los artesanos y oficios que a día de hoy están casi extinguidos.

Fotos del Recinto Modernista de Sant Pau

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