Cundo me contactaron para proponerme una jornada en familia visitando el crucero Norwegian Epic en el Port de Barcelona no me lo pensé dos veces. Sabía que los niños se lo iban a pasar genial y seguro que se sorprenderían conociendo y recorriendo un barco de estas dimensiones descomunales. Se presentaba la oportunidad de vivir una experiencia interesante y una jornada bien diferente sin salir de Barcelona.

Y es que los datos relativos al barco son tremendos, empezando por los 329 metros de eslora, y los más de 4.000 huéspedes que puede alojar. A estos les podemos sumar 1.700 personas más que es la tripulación necesaria para el buen funcionamiento del buque y la atención de los viajeros. El Norwegian Epic además cuenta con varios «el más grande…», el casino más grande, el teatro más grande, la pantalla de vídeo más grande, etc… En fin, una auténtica pasada. Es tal la envergadura del buque que vale la pena destacar la vista sobre el puerto y el litoral de las playas de Barcelona desde las cubiertas superiores de esta mole.

La visita al Norwegian Epic nos ha gustado mucho, y el barco más. Se nos hacía la boca agua soñando con un crucero por el Mediterráneo en familia. Mi mujer y yo ya lo hemos hecho en el pasado, y no nos importaría repetir otra vez pero ahora con los críos y disfrutando de todo lo que conocimos del barco.

Para los más pequeños el entretenimiento a bordo está asegurado. Existe toda una zona especial para ellos donde dejarlos a cargo de la tripulación con mil estímulos acordes para cada edad. Allí hay payasos, talleres de circo, animadores vestidos de formas muy divertidas, una pista de baile interactiva llena de luces y también para los chicos mayores una sala de juegos con videoconsolas Wii y PlayStation tremenda. Lo llaman la Splash Academy y ha sido una de las etapas «duras» de nuestro paseo por los puntos destacados de la nave. ¡Los niños no se querían ir de allí!

El otro plato fuerte ha sido el parque acuático del crucero. Otro estupendo polo de atracción para los peques. Cuenta con varios toboganes tubulares muy divertidos. El mayor de ellos, llamado Epic Plunge, es especialmente atractivo pues con un flotador entras en el orificio inicial para salir a la parte intermedia que  queda abierta como una olla con remolinos, y allí hay una especie de sumidero que te engulle de nuevo por el tubo hasta el descenso final. Muy muy divertido y recomendable. Para los niños pequeños o los menos atrevidos, hay opciones acuáticas más sencillas, jacuzzis, todo tipo de chorrillos de agua y tumbonas para descansar de pasarlo bien en cubierta. ¡Para los niños esta cubierta del barco se merece mucho más que un par de horas!

Nuestro recorrido por el Norwegian Epic ha tenido parada obligatoria en uno de los 14 restaurantes abiertos para los pasajeros (alguno las 24 horas). Hemos comido muy correctamente pudiendo escoger entre una gran variedad de propuestas gastronómicas en el buffet libre. Y como es lógico y preceptivo en ocasiones de este tipo al final los niños se han hinchado de helados.

Y tristemente ha llegado la hora de desembarcar a Barcelona de nuevo, igual que llega el final de una «demo» y la realidad se impone otra vez. En el Norwegian Epic nos han puesto la miel en los labios y por eso soltábamos bromitas en plan esconderse por el barco y partir con lo puesto a recorrer el Mediterráneo y surcar el mar.

Otro de los ingredientes de la jornada tan redonda vivida en el Puerto de Barcelona ha sido la compañía de Juan Antonio y su familia, juntamente con Manuel y su respectiva familia. De ellos ya os hablé en un artículo sobre blogs de viaje con niños y a parte de grandes blogueros son mejores personas.

¿Te animarías a realizar un crucero por el mediterráneo en familia? ¡Nosotros desde luego que sí!