Pocas veces se me ha cumplido un deseo tan rápido. Me parece algo insólito. No hace mucho os explicaba mis peripecias por Euskadi y terminaba mi texto de Bizkaia Costa Vasca por tierra, mar y aire expresando lo contento que estaría de volver por esos lares. Pues volví, sí señor, y ha sido otra vez una experiencia fantástica en la que conocí los municipios que me faltaban para completar la docena que forman Bizkaia Costa Vasca. A saber Bakio, Bermeo, Mundaka, Gernika y Lekeitio.
Voy a empezar explicando este segundo viaje con la visita a un lugar precioso situado en la costa. Cuando regresé de la primera visita solo hubo una cosa que me dejó mal sabor de boca. Fue una confusión mía, un despiste, que me causó una pequeña decepción. Yo estaba convencido que visitaríamos San Juan de Gaztelugatxe y tenía mucho interés después de ver lo especial del lugar a través de algunas fotos que busqué en internet y cuatro cosas que había leído con anterioridad. Pues bien, al final pude contemplar este sitio único y además desde dos puntos de vista bien distintos y opuestos.
Llegamos a Bermeo directos desde el Aeropuerto de Bilbao y nada más bajar del coche me encantó percibir el olor del Cantábrico. Aparcamos a dos calles del puerto y los pies nos llevaron sin poder controlarlos hasta ras de mar. La fortuna hizo que llegáramos en un momento perfecto, al caer la tarde. Algunos trabajadores apuraban la jornada soldando piezas en un barco varado y las chispas caían tranquilas sobre los restos de una reparación que parecía haber necesitado meses de trabajo a la intempérie. El mar encalmado dentro del muelle reflejaba con fidelidad cada tono de los barcos que borneaban discretamente.
Ante tal panorama fue imposible no detenerse a disparar fotos pese que un barco estaba listo para zarpar rumbo a San Juan de Gaztelugatxe, el lugar protagonista de la primera jornada de este nuevo viaje a Euskadi. La gente de Hegaluze, la compañía que realiza rutas náuticas por el litoral de la zona, nos estaban esperando pero la luz sobre el puerto de Bermeo nos entretuvo y no nos dejaba partir y soltar las amarras.
Después de darle un rato al dedo disparando a diestro y siniestro nos embarcamos y en un periquete traspasamos la entrada del puerto para poner rumbo hacia el oeste. Siguiendo la costa a poca distancia pronto divisamos la punta de Matxitxako. Después de dejar atrás el faro del mismo nombre seguimos costeando con la embarcación muy atentos a cada detalle del paisaje, de las rocas y acantilados que hacían de tope al mar y respirando profundamente el aroma del mar. El cielo se encapotó un poco y cayeron algunas gotas, el conocido chirimiri, pero nada hizo que perdiéramos nuestra atención, al contrario, parecía que estos elementos añadían mayor atractivo al paisaje.
Muy cerca de nuestro destino final pasamos al lado de la Isla de Akatxa, una imponente mole de piedra. Y por fin nuestro bote aminoró la marcha y buscó el mar calmado a resguardo de una pequeña bahía para contemplar con detenimiento la famosa iglesia en lo alto de la roca, San Juan de Gaztelugatxe, recortada con la luz del atardecer. La embarcación rodeó el singular perfil de roca y contemplamos este precioso lugar desde varios ángulos, adivinando detalles del sitio y intuyendo el sinuoso camino que desde tierra alcanza la cumbre con la iglesia en la cima. Doscientos y pico escalones son los que hay que superar para llegar hasta arriba. O más, pues depende de las fuentes los cálculos difieren. Que si doscientos veinte, que si son doscientos treinta y cinco. Seguramente al contemplar un lugar tan singular la lógica se rinde y es la emoción la que toma el mando. ¿Y qué sabe la emoción de contar peldaños?
Decía al principio que en este segundo viaje a Euskadi felizmente puede quitarme la espinita y contemplar San Juan de Gaztelugatxe, y desde dos perspectivas bien contrapuestas. La segunda panorámica sobre el lugar fue posible desde el mirador que se encuentra en la carretera que une las localidades de Bermeo y Bakio. Otra vista maravillosa, más lejana y desde arriba, con el horizonte bañándose en el mar escondido entre la niebla.
Cuando volvimos de nuevo a puerto, celebramos nuestra singladura y colmamos todavía más nuestros sentidos con una estupenda cena en Jokin Jatetxea de Bermeo. Así pusimos punto final a una jornada memorable y llena de emociones del viaje a Euskadi.
Fotos de la visita a San Juan de Gaztelugatxe
Blogtrip #BizkaiaCostaVasca 2014
Quiero agradecer a la Asociación Euskal Kostaldea Bizkaia Costa Vasca que me invitara a participar en el blogtrip #BizkaiaCostaVasca 2014 y todas las facilidades ofrecidas. Puedes encontrar más contenidos relativos a esta zona de Euskadi con la etiqueta #BizkaiaCostaVasca.
Sin duda, fue una buena manera de disfrutar de San Juan de Gaztelugatxe: de noche, con viento, desde el mar… A mí también me sorprendió. La próxima, Daniel, te toca ya con toda la familia 😀
Estimado Iñaki, sabes que siento devoción por tu tierra 🙂
Ojalá pueda volver con mi familia y ojalá también que a los lectores del blog les pique la curiosidad y viajen a Bizkaia Costa Vasca. ¡No se arrepentirán!