Siempre que podemos y surge la ocasión de visitar un mercado lo hacemos con mucho gusto. No hay nada mejor para conocer las particularidades gastronómicas del lugar en el que estamos, y es una oportunidad fantástica para descubrir algo nuevo, entablar una conversación o simplemente dar un paseo bien entretenido.
Visitar un mercado con los niños es a la vez una clase de ciencias naturales que discurre en directo. Por otro lado, con los peques es más sencillo romper el hielo y enrollarse con la gente preguntando cualquier cosa que ellos quieren conocer. Su curiosidad no tiene límites, igual que su suerte, pues siempre acaban siendo invitados a catar frutas, un trocito de queso o embutidos o un caramelo.
Visitar con ellos los mercados y ver productos frescos trae otros beneficios, ya que hace más sencillo cocinar nuevos platos en casa o ampliar el registro de sabores y nuevas comidas.
Aquí os cuento un apunte de cinco mercados mediterráneos que hemos visitado en familia y que nos han gustado. ¿Nos acompañas?
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