La zona francesa de los Altos Pirineos o Hautes-Pyréneés rebosa de picos destacados y preciosos valles surcados por vigorosos torrentes. La lista de cimas emblemáticas sería interminable ordenadas por su altura o indexadas por atractivas historias de escaladores. O por su belleza en cualquiera de las estaciones del año. Hoy voy a hablar del Pic du Midi y el cercano Col du Tourmalet. Seguro que os suenan ¿verdad?
El Tourmalet va emparejado sin duda alguna al relato de grandes gestas ciclistas. El Tour de Francia le ha añadido una pátina de leyenda a este puerto de alta montaña de tal manera que ya es indisociable con el deporte del ciclismo. Con un par de clicks en internet podemos encontrar abundante información acerca del puerto, y la relación de los corredores que lo coronaron en primera posición durante el Tour de France. Como dato curioso apuntaré que fue en 1910 la primera vez que los ciclistas ascendieron en carrera aquí. Y lo volverán a hacer muy pronto.
En efecto, está previsto que la etapa 18 del Tour de France 2014 incluya en el recorrido coronar el Col du Tourmalet, con final de la jornada en en lo alto de Hautacam. Yo también he subido hasta allí, pero cómodamente sentado y contemplando el imponente paisaje sin esfuerzo alguno. Pero recuerdo que el día de nuestra visita la carretera estaba llena de ciclistas aficionados. Me impresionó verlos a principios del verano, dándolo todo y más para conquistar el puerto. Se dice que para tener una experiencia de vida completa hay que plantar un árbol, escribir un libro (espero que me convaliden unos posts) y tener un hijo. Pues bien, a los ciclistas les suman una tarea extra. Ya sabes, subir a fuerza de piernas hasta los 2.115 metros del Tourmalet. Tela marinera.
En nuestro reciente viaje a los Altos Pirineos con los niños nos acercamos hasta el punto final de la etapa que os decía, Hautacam. Realmente fue una experiencia emocionante pero por motivos imprevistos. Nuestra idea era visitar la cima y soltar un poco de adrenalina en el Montain Luge, un sitio en el que puedes descender por la montaña en un artefacto montado sobre raíles. ¿Y qué nos encontramos? A medida que íbamos subiendo por la carretera nos fue invadiendo una fina niebla, que en 5 minutos se espesó de tal forma que no se veía apenas la cuneta ni los límites de la calzada. Pueden dar fe de ello los amigos de My Family Passport, que abrían la expedición ayudados por un dispositivo de navegación que daba indicaciones sobre la dirección de las curvas y giros. Nosotros los seguíamos pegados detrás de su coche para no perder la pista, pues la visibilidad era casi nula. Llegamos (creemos) a la cima, pero de bajar con los cacharros nada de nada. ¡Otra vez será! Y suerte tuvimos de no llegar con un par de vacas sentadas en el capó del coche, pues aparecieron de la nada blanca y casi nos las comemos con patatas.
Pero volvamos hacia atrás, hasta el Col de Tourmalet. Si en vuestros planes está subir hasta el Pic du Midi, sabed que en La Mongie podéis montaros en el teleférico que os llevará hasta la cima en memos de 20 minutos. Os lo recomiendo pues las vistas sobre toda la cordillera de los Pirineos desde sus 2.877 metros valen realmente la pena. Encontrarás también un restaurante para reponer fuerzas, y un pequeño museo sobre la construcción del observatorio de la estación. Este es un mirador destacado para el estudio de los astros, tanto que en 2013 fue nombrado Reserva Internacional de Cielo Oscuro en Europa Occidental. Y si queréis comprobarlo durante la noche, sabed que existe la posibilidad de alojarse en lo alto del pico.
Uno no puede subir tan cómodamente a casi 3.000 metros a diario, así que te recomiendo totalmente visitar el Pic du Midi si realizas un viaje en familia por el sur de Francia.
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