La llegada de los pescadores al puerto después de una jornada de pesca en el mar siempre es una fiesta, un gran espectáculo con cientos de curiosas escenas y una coreografía llena de miles de pequeños pasos singulares. Nosotros hemos ido a ver la llegada de las barcas de pesca en Sant Carles de la Ràpita, en el Delta del Ebro, y es algo que recomiendo encarecidamente a todos los que me leéis. Más todavía a aquellos que estáis planeando un viaje con niños por las Terres de l’Ebre. ¡Y gratis total!
El puerto de La Ràpita cuenta con el abrigo que proporciona la Badia dels Alfacs, en la parte sur de la desembocadura del río Ebro. En los últimos años han crecido los amarres para embarcaciones deportivas y se ha ampliado la marina. No es por casualidad, ya que la navegación recreativa es ideal aquí por la tranquilidad de las aguas y por la belleza de la gran bahía mencionada. Incluso se habla de que pronto los cruceros que surcan el Mediterráneo harán escala en la población. Pero en paralelo a las actividades de ocio todo lo relacionado con la pesca representa un movimiento económico muy importante, con un gran número de barcos de pesca faenando a diario. De hecho es de los mayores puertos pesqueros de Cataluña en volumen de negocio y muy conocido por sus cigalas, galeras y otras variedades de peces. También la bahía proporciona marisco en abundancia con las plataformas de cultivo de ostras y mejillones.
Sobre las cuatro de la tarde es cuando empiezan a enfilar la bocana del puerto todas las barcas que se han hecho a la mar. Llegan cargadas con las capturas del día que venderán en la subasta de la lonja. A esa hora empieza un gran show en los pantalanes y dársenas, una ópera estupenda, donde los roles de cada personaje parece que están perfectamente dibujados dentro de lo que a primera vista se diría que es un caos general.
El guión principal es muy elemental y se repite día a día. Llegan los barcos, se descargan los peces y mariscos que se llevan a la lonja a subastar. Listo, se acabó. En verdad no es así, igual que pasa en las mejores obras de teatro, en el cine, o en la vida misma, hay mucho más, e infinidad de escenas memorables y requiebros en el guión o hilo principal.
Te recomiendo pasear por el puerto pesquero de Sant Carles de la Ràpita con tus niños, subir al mirador que proporciona el moderno edificio de La Llotja (la lonja) para contemplar el panorama general y recorrer los muelles con los ojos bien abiertos. Igual que el frenético vuelo de las gaviotas, mil operaciones se suceden a la vez. Maniobras de atraque, la descarga de las cajas de pescado recién remojadas y con una excelente presentación para la lonja, el baldeo general de cubiertas, arreglos de todo tipo, conversaciones entre trabajadores y viejos marineros, cajas de hielo que se guardan para el día siguiente, mecánicos especializados en temas náuticos que acuden con sus furgonetas y empiezan a trabajar casi a la vez que se descargan mercancías.
Llegan las embarcaciones y eso no significa que se termine el trabajo. Mientras algunos marineros se quedan en el barco, otros ya van con unos enormes carretones en dirección a la lonja con todo lo pescado. Allí llegará su turno para colocar cada caja en la cinta transportadora para proceder al parpadeo de cifras de la subasta. Los pescadores aficionados del puerto, con sus cajas de herramientas y sillas customizadas, son desplazados y buscan nuevos huecos entre barcos y amarres para remojar las cañas. Uno que pasa con una motocicleta da instrucciones a un patrón que se acerca a la borda, y al lado de una mujeres que aguardan a los familiares que salieron a la mar.
Hay que destacar la amabilidad de los pescadores con los curiosos que se acercan, miran todo, preguntan y porque no decirlo, estorbamos un poquito. Nosotros hablamos con ellos para conocer los nombre de algunas especies y los niños también preguntaron con mucho interés obteniendo como respuesta inesperados premios en forma de estrellas y caballitos de mar. ¡Qué ilusión, menudo tesoro! Casi sin darnos cuenta parecía que ya formábamos parte de aquello, integrados en el revuelo cotidiano de los pescadores. Y todavía más. Una fotografía posando con una enorme langosta recién apresada es un recuerdo bien especial.
Varias veces hemos ido con los niños a ver la llegada de los barcos de pesca y nunca hemos salido defraudados, siempre pasa algo en este puerto de Tarragona que lo convierte en excepcional.
Mientras algunas naves más retrasadas maniobran para atracar en el puerto, en la lonja bailan los números sin cesar. Un sistema moderno plasma en las pantallas el tipo de captura, la barca de procedencia, peso y precio de cada caja en exposición. Con toda la información, en las gradas los compradores usan una especie de mando a distancia para realizar sus adquisiciones en el momento deseado. Todo parece más reposado y tranquilo en este punto del recorrido de las mercancías, donde sólo entra el personal autorizado. Lo entiendo, ya que habiendo visto la calidad del producto entran ganas de gritar – ¡Mío! y comprar un par de cajas allí mismo. La caravana de cajas azules va avanzando sin pausa y una vez adjudicadas a un comprador, siguen la cinta hasta la siguiente zona de distribución.
Otra vez se reanuda la danza de trabajadores, que agrupan las compras y organizan las partidas. Observamos que las botas, gorros y delantales blancos nada tienen que ver con los usados en el mar por los marineros. En pocos minutos las cajas de galeras, merluzas, pulpos, calamares, langostinos y otras apetitosas especies marinas han saltado de los barcos y están a punto de circular sobre ruedas en dirección a las pescaderías o restaurantes. Y es que en la parte posterior de la lonja aguardan un buen número de camiones y furgonetas para ponerse en ruta sin dilación transportando los mejores pescados y mariscos de las Terres de l’Ebre.
Así es el espectáculo de la llegada de los pescadores al puerto en Sant Carles de la Ràpita. Pero todavía hay más. Cuando la actividad disminuye llega el momento que al salir al exterior de la lonja comprobamos que la luz ha cambiado y un magnífico atardecer nos sorprende. Poco a poco el sol quiere esconderse detrás del macizo azulado del Montsià y su silueta se refleja en las aguas tranquilas del puerto que ya ha cicatrizado por completo las estelas de las embarcaciones.
Fotos del puerto pesquero de Sant Carles de la Ràpita en Terres de l’Ebre
Qué hacer en Sant Carles de la Ràpita con niños
A parte de ver el gran espectáculo de la llegada de las embarcaciones de pesca, hay muy buenas actividades para realizar con niños en La Ràpita y en el Delta del Ebro. Aquí mismo en Viajares puedes encontrar un buen número de planes familiares en el Delta del Ebro. También te invito a visitar la página oficial de Turismo de Sant Carles de la Ràpita.
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Soy oriunda y resido en Sant Carles de la Ràpita y me ha encantado tu publicación. Lo has redactado genial. Gracias por reflejar tan bien ese ambiente marinero y hospitalario que tenemos por aquí. Y aplaudo vuestra generosidad también por compartir vuestras viviencias en nuestra localidad y entorno. ;D
Muchas gracias Clara, opiniones como la tuya nos dan impulso para seguir compartiendo nuestras vivencias viajeras.
Las veces que hemos ido a Sant Carles de la Ràpita siempre lo hemos pasado fenomenal.
Salut!
Espectacular….GRACIES…..
Gracias a ti Estefanía por leerlo y tu comentario 🙂
Me ha encantado tu publicación. Estamos buscando un plan precisamente para ir con niños entorno al 10/11 de agosto. Seguirá siendo igual en esta fecha?… muchísimas gracias por tus sugerencias. Tenemos organizado ir desde LLEIDA a varios planes; no sé si tendrías alguna otra sugerencia.
Hola Paloma, gracias por pasar por aquí. Lo de las barcas no estoy seguro que lo puedas ver en agosto, pues me parece que interrumpen la pesca para respetar algunas vedas. Por lo que respecta a los planes te recomiendo que le eches un vistazo aquí: 21 planes en Delta del Ebro con niños. Seguro que te inspiras!
Salut!
Has podido comprovar si en agosto llegan a las 4 tambien?
Hola Marta, he confirmado que los barcos grandes de pesca están de veda durante los meses de julio y agosto. Sí que salen a la mar las más pequeñas, que van al trasmallo. De todas formas dar un paseo por el puerto, aunque el «show» no es tan espectacular, puede ser un plan estupendo cuando baja el calor por la tarde. Salut!