El neurólogo Oliver Sacks tiene un libro muy curioso que se titula El hombre que confundió su mujer con un sombrero donde relata casos de pacientes con percepciones de la realidad fuera de lo común. Son casos clínicos pero no dejan de sorprender por su singularidad y porque dan idea de cómo decodificamos nuestro entorno. Cuando en el pasado encuentro de bloggers de viajes Juanjo y Núria dieron su charla explicando sus viajes me acordé del libro. Su ponencia fue para mi de lo mejor del #TBMGijón y os voy a explicar las sensaciones que me provocaron.
Se apagaron las luces de la sala de La Laboral de Gijón y todos los asistentes nos colocamos un antifaz de los que se usan para dormir. Completamente a oscuras, en la sala se hizo un gran silencio lleno de expectación y curiosidad. Con un puntito de frustración todos fuimos apagando los twitters, tablets, instagrams y poniendo las tapas en los objetivos fotográficos. Creedme cuando os digo que pedir a un blogger de viajes que pase a modo off es como pedir a un niño que abandone una piruleta a medio lamer; una petición mayúscula, un gran esfuerzo. Poca cosa se sabía de ellos, salvo los organizadores claro, y no los habíamos visto en las sesiones de la mañana. ¿Qué nos iban a contar esta pareja de viajeros? ¿Por qué teníamos que estar a oscuras y sin poder usar nuestros cacharros digitales?
Con un gran dominio del tiempo y mucho temple Juanjo y Núria nos llevaron de la mano hacia su mundo viajero y compartieron con los asistentes momentos vividos en algunos de los destinos que han visitado juntos. Y el paraninfo de la universidad se transformó milagrosamente en un canal de Tailandia para luego, en un salto cuántico, transportarnos al centro de la plaza Yamaa el Fna de Marrakech. Os puedo asegurar que Juanjo y Núria nos llevaron hasta allí. ¿Habéis viajado a Marruecos alguna vez? ¿Conocéis la plaza más famosa de Marrakech? El olor a menta, las especies dulzonas flotando en el aire, el gentío, el barullo en los puestos ambulantes de comida,.. Poco después nos montamos en un globo aerostático y fuimos ascendiendo propulsados por el quemador, con su jadeo inconfundible de ritmo lento. Desde lo alto oíamos perros ladrando a lo lejos y sentíamos un paisaje que yo diría que se desperezaba a primera hora de la mañana de un día frío.
En definitiva, que Juanjo y Núria , se pusieron el público en el bolsillo de manera magistral y supieron teletransportarnos a través de los sentidos para revivir colectivamente algunos instantes bien lindos de sus viajes por varios continentes. De alguna forma también nos dejaron entrar en su mundo particular. De Gijón nos llevamos gracias a ellos una estupenda lección que nos ensanchó el significado de la palabra viajar y comprendimos que hay que aprovechar todos los sentidos de los que disponemos para disfrutar y saborear cada instante de la vida.
Sin duda, tuvo que ser una experiencia única !!!! Me ha encantado el post.
Un abrazo!
espe.
La verdad que es que fue muy emocionante!
Gracias Espe por el comentario y bienvenida.