En nuestro viaje con niños a Islandia dedicamos una de las jornadas a hacer una preciosa excursión en barco desde el puerto de Stykkishólmur. Queríamos adentrarnos en las aguas del mar que rodea el país en un intento de impregnarnos de la auténtica vida islandesa, tan ligada al mar.

En el puerto de Stykkishólmur se pueden contratar excursiones en barco por las islas cercanas. Hay diversas modalidades y opciones de variable duración, lo que marca los precios. La ciudad de Stykkishólmur se encuentra en la península de Snæfellsnes, en el oeste de Islandia, y como el resto del país goza de un paisaje de belleza insuperable.

Volvamos a la excursión en barco. Nosotros contratamos una excursión apta para niños, o al menos eso es lo que nos dijeron. Salimos del puerto en un barco pequeño, de unos 20 metros de eslora, con una tripulación formada por el capitán, un marinero y 11 pasajeros sipuestos a desafiar el frío y la tenaz lluvia que nos acompañaba en pleno agosto. Nos dirigimos a las islas cercanas y allí pudimos observar diversas especies de aves. La gran atracción y objetivo es el avistamiento de los famosos frailecillos de Islandia. También las peculiares formaciones rocosas de claro origen volcánico.

A bordo del barco pudimos comer lo cobrado en un artilugio de arrastre. Bueno, no todo, ya que allí en la popa del barco aparecieron un montón de estrellas de mar, algún molusco, erizos y bivalvos de todo tipo. Cuchillo en mano procedimos a la vivisección e ingesta de algo parecido a las vieiras. Riquísimas. ¡Más fresco imposible!

Ya de regreso y siempre protegidos por la cercanía de la costa, los niños tomaron el control de la nave. El capitán cedió por turnos el timón del barco a todos los niños que quisieron pilotar el bajel demostrando su simpatía con los más pequeños.

Vale la pena comentar que para una actividad de este tipo hay que ir bien abrigado, a ser posible con un conjunto de chubasquero con pantalones. Esta es una prenda indispensable para un viaje a Islandia.

Pasear en barco observando la naturaleza, degustar los frutos del mar recién extraídos y acabar ejerciendo de capitán vikingo. ¡No se puede pedir más de una jornada de viaje en Islandia en familia!